Historia
Los Restos del Negro Primero no estan en el Panteon Nacional
De acuerdo con algunos historiadores, este teniente coronel, que falleció iniciando la batalla de Carabobo, el 24 de junio de 1821, fue enterrado en Tocuyito, donde se encontraba el cementerio más cercano
Antonella Fischietto M.
Parece cierta la frase según la cual la historia la cuentan los vencedores. El teniente coronel Pedro Camejo, más conocido como el Negro Primero, es una figura relegada en la historia de Venezuela.
Cuando se conmemora la Batalla de Carabobo cada 24 de junio también debería rendírsele homenaje al Negro Primero, fallecido en ese escenario de lucha. Quizás su corta participación en esa batalla no le permitió tener los honores que conquistaron otros valiosos héroes. Y ¿por qué no sospechar discriminación racial en su caso?
Sin embargo, el sentir popular le ha dado un valor especial a este personaje. Algunos le atribuyen poderes sobrenaturales y por eso su imagen está presente en las perfumerías esotéricas. Se ha llegado a decir que los creyentes de María Lienza dieron origen a un sincretismo religioso en torno al Negro Primero y al Negro Felipe, para finalmente convertirlo en un solo y obtener de él favores divinos.
De lo que se conoce con exactitud de Pedro Camejo es la fecha en que murió. Cuándo nació nadie se ha pronunciado. Se sabe que murió en 1821, en la batalla de Carabobo. Era un hombre de origen humilde, sin ninguna cultura. En 1816 sentó plaza como soldado con Páez, con quien hizo rodas las campañas de los Llanos hasta Carabobo. Por su casta y valor, se le apodó Negro Primero.
Fue temerario y de gran lealtad a su jefe, José Antonio Páez. Combatió en la batalla de Carabobo el 24 de junio de 1821. Allí dijo su célebre frase: “…Vengo a decirle adiós porque estoy muerto, mi General”. A su muerte, fue ascendido a teniente de caballería.
En medio de la batalla, con su cabalgadura a paso lento, se dirigió a su jefe, quien, al verlo, le gritó: “¿Tienes miedo?”. El Negro Primero, desgarrándose su guerrera, le mostró dos heridas sangrantes y le respondió esa famosa expresión.
La muerte lo sorprendió en los primeros intercambios. Se le describe como un soldado de extracción humilde y escasa cultura.
Fue valiente, como lo demostró en Mucuritas, las Queseras del medio y otras confrontaciones.
Intrépido bólido
Rubén Racamonde, cronista sentimental de Tocuyito, escribe acerca del Negro Primero en su obra Tocuyito …Historia, Leyenda y Tradición: “el héroe de tantas batallas, el hombre que lanza en mano tasajeó a más de un español, el intrépido bólido cortante que se abría camino entre fuego y filo, no duraría mucho en pie durante aquel magno enfrentamiento. El General José Antonio Páez, su Comandante, el mismo Centauro de los Llanos, fue sorprendido y por momentos se confundió ante el hallazgo de aquel emblema de valentía y arrojo, ya casi sin aliento y con el pecho destrozado apenas comenzando la batalla”.
Según narra este historiador, tras la muerte de Pedro Camejo, que estaba junto a los cientos de fallecidos en el campo de batalla, Páez ordenó “enterrar sus restos en el camposanto más cercano”, lugar que, de acuerdo con el criterio de racamonde, correspondía precisamente a Tocuyito, adonde fueron llevados los restos de otros oficiales caídos en ese escenario de lucha. Racamonde explica que, en esa época, los cementerios, tierras sagradas o camposantos eran construidos detrás de las iglesias y el de Tocuyito, en tiempo coincidente con la batalla de 1821, “presentaba daños en su cercado, lo que permitía que ciertos animales causaran destrozos y algunas situaciones no deseables, por lo que al mayordomo de la iglesias encargado de estos quehaceres, fue autorizado, durante un tiempo, a enterrar dentro de ella a los fallecidos”.
Al cementerio más cercano
Agrega el cronista que “una vez concluida la confrontación, recogidos los pertrechos y contabilizadas las bajas de lado y lado, fue en Tocuyito, el pueblo más cercano al campo de batalla, en su cementerio, dentro de su Iglesia San Pablo Ermitaño, adonde correspondió traer y enterrar los cadáveres de aquellos héroes”.
-Recordamos haber escuchado acerca de una testigo y del lugar en que estaba ubicada la rumba dentro de la iglesia. Era una señora que claramente observaba frente a su reclinatorio, ubicado en la nave derecha, una placa con el nombre de Pedro Camejo. En ese tiempo su historia era tan reciente como desconocida para el común de las personas del pueblo, por lo que entre tantas lápidas, esta visualización no generaba interés especial ni relación con el Negro Primero, señala Racamonde.
De acuerdo con las afirmaciones de este autor, el cementerio desapareció bajo la sombra de frondosos árboles y otras construcciones en el patio parroquial. Presume que los cambios del piso interior fueron realizados seguramente por una mano de obra primitiva, tosca, desentendida y sin ninguna información o preparación para conservar reliquias. Dice que esos trabajos hicieron perder la huella de lo poco que quedaba del negro.
El se reflexiona lo siguiente: “Si Pedro Camejo no fue quemado en el campo de batalla, sino enterrado, según su deseo, en tierra sagrada; si la Iglesia San Pablo Ermitaño era el camposanto más cercano; si hubo el testimonio de una testigo confiable que observó la lápida en el piso del templo; no es de extrañar que exista la conciencia y tradición en el tocuyitano de que allí yace el Negro Primero”.
Los historiadores tienen posiciones encontradas al respecto. Racamonde señala que la respuesta a esta polémica puede estar bajo ese piso, que una vez fue de piedra y ladrillo, luego de cimiento romano y más recientemente de granito.
El cronista sentimental Tocuyito considera probable que, debido al tiempo transcurrido, la falta de identificación actual del sitio exacto donde fue enterrado o la ausencia de interés para trasladarlos al Panteón Nacional, los restos del “prócer llanero” continúen para siempre en el camposanto más cercano al lugar sonde se realizó la batalla de Carabobo.
Algunos monumentos en su honor
Dentro de los límites que comprende el campo de Carabobo, fue erigido un sencillo monumento al Negro Primero, específicamente donde cayó muerto. Es un monolito erigido en el año 1935, que está ubicado al noroeste del monumento, próximo al sector denominado Gualembe y en medio de una precaria finca.
Otra distinción hacia su figura se encuentra en la Avenida de los Héroes, la cual forma parte del monumento de Carabobo. Su busto, de 1.20 mts x 80 cms, sobre un pedestal de 1.80 mts x 90 cms, aparece junto con otros 15 próceres de la patria.
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